miércoles, 28 de febrero de 2018

Detroit Metal City, una serie brvtalmente hilarante

Hoy día, se me vino a la mente una serie que, por algún motivo, no he recomendado mucho a mis nichos más cercanos, pero aún así, considero que es una serie que debe ser visionada sí o sí, precisamente porque es un cagadero de risa en cada momento, por la exageración de sus escenas así como el cómo son llevadas ciertas situaciones a niveles ridículos. Y por lo mismo, hablaré hoy de Detroit Metal City (de ahora en adelante, usaré la sigla DMC para referirme a la serie, sólo porque soy un soberano pajero)


Una escena ad-hoc con mi tema favorito de la serie para ponernos a tono

Este anime es una adaptación de un manga creado por Kiminori Kawasugi, que fue publicado entre el 2005 y 2010, que tuvo una película live-action (en el que participa incluso el usurero de mierda de Gene Simmons) y la adaptación que estoy reseñando en estos momentos.

Básicamente, la historia trata de un joven llamado Soichi Negishi, que es básicamente un cabro ultra-sensible y que le gusta el pop (aunque lo que toca parece más bossa-nova japo) y tiene una fascinación por el cine independiente (de hecho, en donde vive tiene un póster de Amélie). La hueá es que este pendejo viaja a la ciudad con la finalidad de hacerse famoso por su música, pero por motivos que se desconocen, no logra su cometido y se mete a una banda de Metal llamado Detroit Metal City, en donde se convierte en el frontman del mismo y adquiere el alter-ego de Johannes Krauser II.

La particularidad de este alter-ego, es que aquí Negishi cambia su personalidad radicalmente. Cuando adopta la identidad de Krauser II, pasa a ser de un pendejo sensible, tímido y amable a un emperador del mal que vomita profanidades, además de tener una personalidad mucho más arrolladora y brutal, diciendo cosas como que mató a su familia y que es un demonio del mismísimo infierno (cosa que no es así).

Su banda está también compuesta por otros integrantes:

- Masayuki Wada (a.k.a. Alexander Jagi): El bajista del grupo y, quizás, el más "centrado" del mismo. Su sueño es formar una banda de visual kei, pero no deja DMC precisamente porque le genera hartos dividendos.
- Terumichi Nichida (a.k.a. Camus): El baterista de la banda. Tiene una personalidad silenciosa, pero cuando habla, tiene una fascinación por decir obscenidades en un tono casi sociopático. Tiene pocos momentos de aparición como personaje en sí (ya que casi siempre permanece callado), pero cuando aparece su verdadera actitud, es oro puro.
- Keisuke Nashimoto (a.k.a. El Cerdo Capitalista): Es el que realiza las performances junto a Krauser, usando prendas de BDSM mientras Krauser II lo patea o lo pisotea, cosa que le da un extremo placer. En su día a día trabaja en un local de abarrotes y tiene una actitud bien amable y hasta adorable.
- La Presidenta: La manager del grupo. Tiene una actitud bien agresiva y con unos fetiches sexuales bien particulares (siempre hace mención de que "se moja" cuando escucha a DMC interpretando los temas). Siempre se le ocurren ideas cada vez más extremas para aumentar la ya elevada popularidad de la banda, situación en la que a veces lo tiene en pugna con el delicado Negishi.

Además de los personajes mencionados, hay otros que también aportan a las historias, como el amor platónico de Negishi que siempre lo tiene en la friendzone (y a quien siempre le oculta su alter-ego), otras bandas con las que compiten, además de otros personajes del pasado de Negishi.

La dinámica de la serie básicamente trata sobre Negishi tratando de convivir con su alter-ego (a quien incluso no logra controlar ni siquiera en situaciones cotidianas) y que le trae varios problemas que terminan siendo situaciones hilarantes y para recontracagarse de la risa. Mención especial al fanclub de DMC, que son puros saco hueas que le aplauden hasta los peos a Krauser II y que a cada hueá que hace este personaje le ponen nombres, como si de técnicas se trataran.

¿Recomiendo la serie? Totalmente, es una más que digna parodia al género del metal, que se ríe del mismo pero sin faltarle el respeto, y no es necesario ser un fanático de dicho estilo para disfrutar esta serie. Mi hermano menor no es un fan de dicho estilo y aún así se retorció de la risa conmigo. Además, es bien cortita (12 capítulos de como 15 minutos cada uno aproximadamente), por lo que se puede ver en un rato. Aparte que las canciones son a toda zorra y con letras que son retorcidamente graciosas.

Quizás el tema de su duración sería el puro "pero" que le daría, porque uno siempre va a querer ver más de las desventuras de Negishi, pero es una serie que vale la pena revisionar mil veces.

Nos vemos.


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